Soberanía argentina

Hierro desplegado
Tela metálica
170 x 220 x 170 cm
2012

En Soberanía argentina, asocié la imagen de la vaca, gorda y con sus ubres cargadas a la Argentina como madre, como tierra vasta y rica, ligada a la nutrición y la abundancia, jugando con la metáfora cuerpo-territorio. Otros artistas ya se habían valido de este animal como emblema de nuestro país, lo que le daba un marco cultural a la simbología. Si la vaca es la madre tierra, el ternero sería el pueblo, sus hijos, su producción, sus proyectos, su futuro (aquello de lo que está preñada). En este sistema continente-contenido, la madre contiene, engendra, protege al hijo. Sin embargo, los límites son violados por un tercer elemento, el buitre, un extraño, un carroñero que desde afuera mete su cabeza y extrae de esta riqueza. El ave puede irse volando, sin dejar suficiente alimento al ternero. Se trata de un cuestionamiento a la soberanía de nuestro país, a su capacidad de defender y disponer de sus riquezas. Hace referencia a la explotación por transnacionales: minería, petróleo (mientras la hacía se recuperaron acciones de YPF), transgénicos, financieras… Casualmente, la finalización de la escultura y su envío al salón Nacional coincidió con que el tema de los fondos buitre pasó a primera plana.